domingo, 7 de febrero de 2016

La mexicana que cruzó Australia en bicicleta (I)

Bertha Corte se convirtió en la primera mujer en atravesar el perímetro de Australia sola y sin apoyo
Cling-cling, cruje la bicicleta de segunda mano con el pedaleo incesante de Bertha Corte en una carretera de Australia. Cling, cling, rechinan de coraje e indignación los dientes de la ecologista de 53 años, después de que australianos rechazaron hacer negocios con ella y de varios comentarios desdeñosos hacia los mexicanos porque “son una raza perdida, con la que no vale la pena ni perder el tiempo”. Cling-cling, su cabeza da vueltas: “¿Qué puedo hacer para revertir esta discriminación hacia mi país? Tenemos potencial, tenemos calidad, somos cálidos, solidarios... Necesito involucrarme, trazar un buen proyecto”. Cling-cling... Se aclara su mente: “cruzaré lo más que pueda de Australia en bicicleta, repartiendo información sobre México”.

Fue así como en 2013, Bertha comenzó una hazaña que la llevaría, 10 meses más tarde, a convertirse en la primera mujer en recorrer sola todo el perímetro de Australia en bicicleta: un total 15 mil 547 kilómetros.
Bertha Corte atravesó en bicicleta 15 mil 547 kilómetros del perímetro de Australia
Lo cierto es que desde los 18 años, cuando sufrió un accidente en bici, no se había subido a una que no fuera de spinning. Tampoco había acampado nunca. Pero tenía una idea fija... Así que buscó patrocinios, que no consiguió. Una amiga le regaló un sleeping. Ella misma se cosió unas maletas. Agarró los pocos ahorros que tenía y sin apoyo alguno emprendió la travesía.

No le hice caso a nadie. Con miedo, a los 53 años empecé a pedalear yo solita”, narra la mujer que otrora avocó todas sus energías a impulsar el reciclaje y el manejo de residuos sólidos en el país y al fortalecimiento de la sociedad civil, como Coordinadora Ejecutiva en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El tatuaje que adorna su mano izquierda no se equivoca: son varias aspas, todas en contrasentido, para indicar que es una mujer que avanza siempre a contraviento, según le explicó el indígena maorí que la tatuó después de “asomarse por unos instantes a su alma”, en un ancestral ritual. Y sí... a contracorriente emprendió la pedaleada. Hasta su esposo australiano se opuso: todos los días le enviaba mensajes de que iba a morir, fotografías de ciclistas atropellados en carreteras y hasta la amenazaba con ir con las autoridades y denunciarla porque no tenía la visa adecuada, con tal de que la deportaran y claudicara. Pero no claudicó.

A contracorriente, Bertha pedaleó kilómetros y kilómetros desafiando al inclemente clima australiano
¿De dónde eres?”, le preguntaban mientras avanzaba por el país, a ritmo de entre 75 y 100 kilómetros por día. “¿De México? Allá sólo hay delincuentes, asesinos, narcotráfico y corrupción. Deberías ya mejor aprovechar y quedarte acá”, le seguían impelando al conocer su nacionalidad. Entonces, ella sacaba de la mochila, atada a su portabultos, folletos sobre la belleza del país y hacía su propia “campaña de contrainformación”.

En cada estación de radio, periódico o biblioteca pública que encontraba se detenía y dejaba trípticos sobre México y en algunos daba entrevistas para hablar sobre las “maravillas del país”. La impotencia y la ira que en un primer momento la embargaron, se convirtieron con cada pedaleada en más energía para promover la cultura mexicana.
Conforme avanzaba, sus ahorros se iban agotando e iba perdiendo kilos, hasta llegar a ser casi “un esqueleto viviente, sin masa muscular”.


En la bicicleta cargaba lo más necesario: galletas, sardinas, cacahuates, cinco litros de agua, herramienta básica, una mochila, cinco mudas de ropa, su sleeping, su computadora –que usaba cuando encontraba wi-fi para escribir y subir parte de su aventura a redes sociales– y los 500 volantes de información sobre México que no le podían faltar.

En un momento se quedó sin dinero y como “allá la gente no es tan solidaria como acá”, se sentó a pensar en qué haría. En Facebook, escribió que de verdad quería terminar el trayecto y prometió que si le depositaban 100 pesos, un día publicaría un libro y daría un ejemplar a cada persona que la ayudara. Hicieron el depósito 150 de sus seguidores y con eso fue suficiente para dar la vuelta a Australia.

Tuve miedo todo el tiempo, pero no hubo más que enfrentarlo”, confiesa Bertha, quien luchó contra dormir en la intemperie, el frío, la lluvia, el calor inclemente, y hasta con dingos (perros salvajes) y aborígenes, en un par de ocasiones.

“Tuve miedo todo el tiempo, pero no hubo más que enfrentarlo”, confiesa Bertha
Quizá los kilómetros más difíciles de los casi 16 mil que rodó fueron los últimos 100. “¿Y si no llego. Y si me quedo en el típico 'ya casi' o en el 'ya merito'?”, se convirtió en la más recurrente y acosadora idea del tramo final. Pero entonces respondía con el mayor esfuerzo que le quedaba. Pensaba en la frase muy usada allá “Go hard or go home” (ve al máximo o regresa a casa). Y en vez de volver, llevó al extremo su menudo cuerpo y alcanzó la meta.

Al concluir, emprendió una tarea más que nunca había hecho: escribir su aventura y publicarla en forma de una bitácora de viaje, con fotografías y anécdotas para retratar una verdadera epopeya. El libro 15,547 Un desafío a la mexicana se puede conseguir en la Librería Mandela, en Insurgentes Sur 488, en la Glorieta Chilpancingo, ala Oriente.

No te pierdas la segunda entrega de la historia de Bertha Corte, la mexicana que cruzó Australia en bicicleta, en el blog #2Ruedas.

Para leer la segunda parte de la entrevista...

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